Debido a las sucesivas intervenciones y reformas en el tiempo, el edificio de la sede de ONO se había convertido en ininteligible, confuso, organizativamente fragmentado, incluso difícil de observar desde el espacio urbano circundante. De ahí surgió el reto de su rehabilitación: para devolver el valor a un edificio infrautilizado.

Desde el punto de vista formal, el proyecto llevó a cabo la redefinición de las condiciones espaciales de los tres elementos principales del edificio: el patio, la organización de las plantas, y la imagen en general. No se necesitaba sólo flexibilidad y precisión, también había de llevarse a cabo con una inversión económica muy ajustada.

Desde el exterior, el edificio original estaba siendo visto sin criterios comprensibles: se trataba de un volumen compacto, sin fachada principal clara, con un acceso situado en una pequeña calle empinada, perpendicular a la carretera principal. De hecho, se encontraba por debajo del nivel de la calle. Incluso una de las fachadas, la del este, permanecía oculta por la cubierta del aparcamiento.

Los arquitectos cambiaron de inmediato el acceso, creando una plaza abierta tras proceder a la limpieza de todos los volúmenes de los alrededores. Además, éste se abrió en su esquina más visible, rompiendo la uniformidad de la fachada. En la parte delantera, y forradas con azulejos de cerámica, se instalaron lamas verticales de acero galvanizado, estiradas y con opacidad variable, a fin de evitar la radiación solar directa.

Desde un punto de vista funcional, se reorganizó y ordenó los usos de las plantas, liberando los cuartos técnicos y las oficinas sin interferencias de ningún orden. Esta organización favorece la circulación interna y permite una organización transparente de las plantas, con luz natural para los puestos de trabajo.

El patio interior, ocupado por maquinaria climática, fue otro de los puntos clave del proyecto. Sus paredes verticales, cubiertas de cerámica oscura, se recubrieron de forma continua para dar más luz. El aumento de área acristalada resultó en una mayor relación visual, lo que permite la percepción espacial de la planta en su integridad.